martes, 26 de noviembre de 2013

Morayma: Romance



Romamce
A la muerte de Morayma


Morayma, el amor de Boabdil el Chico
último Emir de Granada y Señor de las Alpujarras



"La familia de Boabdil abandona la Alhambra" oleo de Manuel Gómez-Moreno González - 1880


Se le cerraron los párpados,
los iris verde aceituna
escondieron su verdor
mientras se esconde la luna.

Amanecen las moreras
ocultas en la Alpujarra,
y a un morillo de Granada
le brota una herida amarga.

La vera del Andarax
ha destrozado su espalda.
¡Qué tristes serán mis días
sin el calor de mi amada!
La vega del Guadalfeo
ha doblegado su espada.
¡Qué tristes serán mis días
sin reflejar su mirada!

Una turba de mujeres
están lavando su cuerpo
con aceites de claveles
y jazmines en un cuenco.

Amanece en la Alpujarra
y los agrestes barrancos,
evaporando suspiros,
tornan salobres sus fangos.

Lágrimas en Sierra Lújar
de un emir por su sultana.
¡Qué tristes serán sus días
sin el calor de su amada!
Lágrimas de Sierra Gádor,
vacilantes y apagadas.
¡Qué tristes serán sus días
sin reflejar su mirada!

Con sencilla seda blanca
la envuelven en un sudario,
la llevan a la mezquita
y un Corán roza sus labios.

Y un cortejo lento,
y unos pasos lentos
por un valle eterno.

Y una lluvia lenta,
y una sangre lenta
por un pecho abierto.

Cuando atisbaron la Rauda
los ángeles de la muerte
tomaron a la sultana
orientándola al sureste.

Anochecen alamedas
ocultas en la Alpujarra,
y un morillo de Granada
sufre de su herida amarga.

A primeros de septiembre
llueven gotas afiladas.
¡Qué tristes serán mis noches
sin el calor de mi amada!
Silba un viento de levante
sobre las penas calladas.
¡Qué tristes serán mis noches
sin reflejar su mirada!

Un ave del paraíso
ha detenido la brisa,
una fragancia de almizcle
y una imperceptible risa.

Anochece en la Alpujarra,
con lágrimas de mujer
el Rey Chico de Granada
llora por última vez.

Unas lágrimas calientes
sobre la tierra mojada.
¡Qué tristes serán sus noches
sin el calor de su amada!
Dos iris verde aceituna
sobre el agua derramada.
¡Qué tristes serán sus noches
sin reflejar su mirada!

Sobre el túmulo perdido,
sobre la perdida Rauda,
han brotado dos olivos
con corazón de granada.

E. Reinoso

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